miércoles, 7 de octubre de 2009

Violeta se fue a la casa. Le pedí que se fuera. Me preguntó por qué. Le dije que necesitaba intimidad. Se volvió loca. Me dijo de todo. Me gritó. Me pegó. A los gritos. “¿Intimidad para cogerte a otras?”. Basta. Me cansó. Nunca le digo que no a nada. Me cansó esta vez ella y su permiso para ser la víctima por todo lo que pasó.

Quizá tenía razón. Recibí un mail de Mariana. Me preguntaba por qué no nos habíamos vuelto a ver. Me di cuenta de que no tenía respuesta. Que no había pasado nada. Que era mejor cualquier buena cosa nueva que seguir con Violeta en casa, su pesadez, la carga de algo que no va para ningún lado.

Llamé a Mariana directamente. Otra vez, me gustó que fuera osada, que se animara a decir, a preguntar, a sugerir un encuentro. Le pregunté si esta vez sí quería ir a ver la de Tarantino. Fuimos ayer. No voy a hablar de la película. Ya se habló en todos lados. Obviamente me gustó mucho. Después fuimos a comer algo. La pasé bien. Como quería salir de mis cosas, escuché el mundo de Mariana. Me contó que está ensayando un infantil, que ya no es época de infantiles (sólo las vacaciones de invierno, dijo, pero no importa) pero que le gusta, que le viene bien, que está bueno hacer cosas.

No sé si será la edad o qué pero para ella yo estoy más arriba o algo. Me pregunta por mis trabajos como si tuviera trabajos importantes. Me preguntó por mis relaciones pero traté de no hablar mucho de eso. Volví al tema del trabajo. Le conté algunas cosas y me sorprendí a mí mismo. Estuvo bien contar quién soy. O seguir ese relato que ya había empezado con Mariana. Ella es tierna. Tiene una mirada como suave, que no es inquisidora.

Una vez uno de mis primos, mayor, cuando se divorció me dijo que hacía tiempo había dejado de ser un súper héroe para la mujer, y que encima se había transformado, para ella, en un perdedor. La hija de tres años (en ese momento) era la única que lo creía súper héroe. En ese momento mi primo estaba conociendo a una chica (la cosa no siguió pero en ese momento la estaba conociendo). Ahí él me dijo que lo más nuevo de salir con alguien nuevo después de tantos años de relación gastada era ser distinto a la mirada de otro. No un súper héroe, pero sí alguien nuevo. Me acordé de mi primo en toda la cena con Mariana.

Lo mejor, como si fuera un golpe de suerte, es que en el medio me llamó un amigo que trabaja en la tele porque le había hablado de mí al productor y estaban buscando un guionista y un editor, a ver qué me parecía si podía hacer algo de eso. Le dije que sí, que cualquiera de las dos. Ahí me di cuenta de que tampoco me daba lo mismo y le dije que ahora estaba como más copado escribiendo así que se fije por lo de guionista, que si daba y no había otra gente, estaría bueno, pero que si no editar también estaba bien. No pregunté mucho ni sé para qué es, pero hoy tengo una reunión en Importante Productora (no voy a decir cuál, disculpen). Creo, como si hubiera estado guionado, que Mariana se quedó medio fascinada con el llamado y la inminente reunión. Sos groso, sos groso, dijo, y pensé que todavía no me conoce, pero está bien.

1 comentario:

ivana gonzález dijo...

"sos groso, sos groso, dijo, y pensé que todavía no me conoce"
jaja suerte en esa reunión groso, que todavía no conozco