miércoles, 30 de septiembre de 2009

La abuela de Violeta empeoró. Estoy corriendo pero pasan muchas cosas todo el tiempo. Ella respondió el mail, sin entender. Me preguntó qué me pasaba, por qué no usábamos skype. Después me preguntó si lo que quería decirle es que estoy con otra, si me puse de novio o qué y que por favor si era eso que mejor no se lo diga. Las minas están locas. La madre me volvió a llamar para contarme que la abuela empeoraba. Yo chateaba con Violeta, porque al final sí me conecté y sí hablamos por skype y sí me preguntó que quería en medio de una serie de acusaciones absurdas hasta que al final me contuve de decirle que la abuela estaba mal pero le dije que la madre quería hablar con ella y que no tenía un número dónde llamarla. Me preguntó si pasaba algo y ya respondí cómo pude. Me pregunto si era como para llamar a su mamá al celular. Yo no podía creer que me habían metido en esto. Le dije que era tema de su mamá y ya, sí, que la llame o me diera un número donde la madre pudiera ubicarla. Me lo dio y dijo que la llamaba.
Al rato, un mail de Violeta.

No puedo creer. No me dijiste nada. ¿Yo ahora qué hago? ¿Me vuelvo? ¿Qué hago?

Al rato, otro mail de Violeta.

Perdoname, no es con vos. No sé qué hacer. ¿Qué hago?

A todo esto yo casi no estoy en casa porque estoy grabando unos eventos. Así que a la noche, otro mail de Violeta.

Juli, dale, contestame, ayudame. No sé si la cosa es tan grave como para volver. Mi vieja no me dice nada. Dice que disfrute del viaje. Pero yo ahora estoy re angustiada, no sé si puedo seguir. Por favor, hablemos cuando puedas.

Y yo ahora puedo pero ella no está. La madre acaba de llamarme una vez más para decirme que la abuela empeora.

martes, 29 de septiembre de 2009

Ayer me llamó la mamá de Violeta. Encima yo estaba medio loco. No entendía. Le pregunté si había pasado algo. Yo no tenía noticias de ella hace un par de días. Me dijo que ella bien. Violeta. Me dijo que su mamá, o sea la abuela, estaba internada. No está enferma pero está vieja y hace unos días le duele el pecho. Dicen que es neumonía. Yo escuchaba. Otra parte intentaba entender para qué el llamado. Llegué a decir que lo sentía y me preguntó qué pensaba que había que hacer. ¿Con qué? Si decirle a Violeta o no. Ahí entendí que todo lo que podía pasar a partir de ese llamado era para peor, a menos que la abuela se mejorara sin dejar secuelas. Creo que titubeé, que le dije que no sabía. Me preguntó si hablábamos. Parece que Violeta le contó que nos escribimos. Le dije que a veces, pero no tanto. La madre empezó a decir cosas como que me preguntaba, o que me consultaba (esa fue la palabra) “porque nadie conoce a Violeta como vos. Ella que es tan difícil…”. Que no sabe para cuánto tiene la abuela y que no sabe si decirle o no. No sé si había peor llamado para recibir. No entiendo si la tipa es desubicada o no, si está sacada porque su mamá está mal, no sé. Pero no paraba de hablar y yo no sabía bien qué decirle. Ella decía que encima Violeta no llama nunca y que no tiene dónde ubicarla, que sólo por mail, y que cómo va a contarle por mail. Todo me parecía como que quería llegar a algún lugar, a algún punto, pero no entendía dónde. Le dije que yo tampoco sabía cómo ubicarla, que cómo iba a saber, y aproveché para recordarle que nos habíamos separado hace dos tres meses. Entonces se puso a llorar (todo peor, peor a cada minuto). ¿Qué iba a hacer? Le pregunté si necesitaba algo. Me dijo que no, pero que si hablaba con Violeta. Y no terminaba la oración. Empezaba a decir cosas que no terminaba. No entendí si le tenía que decir o no pero la idea de decirle que su abuela estaba mal me parecía pésimo. Ella decía y desdecía. Al final me dijo que si hablaba o algo tratara de inducirla a que la llame. Lo dijo como si me diera una misión. Argumentó que ella estaría casi todo el día en el hospital y que no iba casi a encender la computadora. Le corté como pude. Ella lloraba un poco. Me sentí mal al final. No supe si la atendí bien o no, pero después me dio un poco de bronca porque yo qué tengo que ver, después me dio un poco de culpa que me dé bronca y creo que así pasé toda la tarde, sin poder editar, ni nada, porque iba y venía entre los programas a ver si Violeta se conectaba, queriendo que se conecte pero al mismo tiempo no. Se hizo la noche y yo me tenía que ir. Así que le mandé un mail, no sé por qué, si total no decía nada. Le preguntaba cómo estaba y dónde, y que tenía ganas de hablar con ella. Un boludo. Cuando me levanté tenía un mail diciendo que sigue en Berlín pero que mañana o pasado se va a París. La leí contenta, porque en Berlín la está pasando muy bien y París “es mi sueño”, pone.

Hace un ratito volvió a llamar la madre. Le dije que me había escrito un mail. Me preguntó si tenía dónde ubicarla y me dijo que si podía le pregunte. “Decile que querés hablar con ella, que la extrañás, algo, mi mamá está bastante mal, y viste cómo la quiere Violeta.” Ufffffff. Corté y obedecí. Le mandé un mail a Violeta diciéndole que tenía muchas ganas de hablar con ella, si no podíamos arreglar para hablar en algún momento.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El viernes pasé a buscar a Mariana. Cuando le pregunté dónde íbamos me dijo que a Pacha. Rarísimo. No me esperaba eso. Tenía unas entradas gratis para una fiesta en la que tocaban Zuker y la bomba de Tiempo. Ahí fuimos. No voy a hablar de lo que implica el taxi a la noche, pasar por Costa Salguero, Aeroparque. Con los chicos sabemos. Si estás pasando por ahí a la noche es que. Pero ahora estaba con Mariana. Llegamos, entramos. Mucha minita mucho peinado vestidito voz aguda insoportable. Todos más chicos. Cuando llegamos estaba tocando Nico Cota. Mal. Un set largo y tosco. Pero no importaba. Tomamos algo, bailamos un poco. Pero ir así, a un lugar con una mina con quien no tenés mucha confianza… es medio raro. La bomba de tiempo tampoco me gusta mucho, pero hay que reconocer que tuvo un poco más de onda que lo anterior. Después nos vinimos a casa, y se fue a la mañana. Yo fui a jugar al fútbol a la tarde y a la noche hicimos un asado con los pibes.

Fin de semana tranquilo. Preguntan qué onda con esta flaca y todo bien. Pero nada más. Todo bien.

Ahora, este domingo, malísimo. Hay un par de cosas a la noche, pero ni de salir dan ganas. Los domingos tienen esa cosa de que todo parece tener el nombre de Violeta impreso fluorescente. Con el gris de este día, el fluorescente resalta más.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Pongo disco nuevo de Muse. Es obvio que va a ser el disco de la próxima semana o diez días. Tomo una birra. No tenía planes. Pensaba llamar a Nico o a Lean o a los dos para jugar unos partidos. Pero seguro Lean sale con la novia y Nico tiene alguno de sus miles de cumpleaños a los que puedo ir pero odio ir, lleno de minitas judías en busca de un novio “decente”. Así que estaba acá, mirando tele. Mariana mandó un mensaje, para ir a una fiesta. Tengo que aceptarlo: me convenció por osada. Tengo amigas que se la pasan preguntando si mandar o no un mensaje, todo con una tensión extrema, cada palabra calculada, cada minuto de espera sufrido. La piba esta tiene una fiesta y lo dice así: “tengo una fiesta, te copás?”. Y me voy a copar. Tendría que avisarle a los pibes. Supongo que ir me saca de eso de estar deprimido. Mejor contarlo mañana en el partido de fútbol. Así que le puse que sí y cómo hacemos. A los cinco minutos entendí que no tenía que preguntar así que llamé y le dije: decime por dónde y a qué hora y te paso a buscar. Creo que con esto sumé puntos para todo el año con Mariana, mis tres o cuatro amigas y con el género femenino. Es que me acordé de las cosas que dicen Laura y Coti (ellas son las amigas reales, las demás van y vienen, de manera accesoria y conveniente de acuerdo a si hubo un pasado o podría haber un futuro sexual). Bueno, que me acordé de las cosas que dicen, de las que piden y de las que se quejan. Si un tipo hace propuestas o toma decisiones parece que suma. Coti me dijo esto cuando invité a salir a Violeta. Dijo que tenía que tener decidido el bar, el lugar, la propuesta, la salida. La invité a una película en el MALBA. Era obvio que le iba a interesar. Era una película china. Le interesó, dijo que sí, pero pasó durmiendo más de la mitad de la película. Fue tan ridícula que me sedujo. Una mina que se duerme la primera vez que van al cine es especial. Me pareció relajada. Ahora sé que si algo Violeta no es, es relajada. Será muchas cosas, pero nada de relajo. No habrá que prestar tanta atención a este tipo de conclusiones que se sacan en los primeros encuentros.
Ahora, más que llamar a los pibes, debería llamar a Coti para decirle que tres años después puedo actuar solo sin recomendaciones. Ahí aparece Laura, la voz de Laura, diciéndome que un loser no vende. Loser deprimido o tipo seguro que propone y te pasa a buscar a la hora convenida. Con todo eso podríamos hacer una película. Siempre pienso películas que nunca hago. El disco está bueno. Paso a buscar a Mariana (cuántos nombres ya) a la una por una dirección que no sé qué será, si su casa o la casa de una amiga, o un restaurant, pero no creo, no, qué boludo, si me dijo quinto piso, es un depto. A primera escuchada, el tema tres del disco tiene un ascendente, así como el horóscopo, en Queen, una pretensión, un aire. Se entiende. Hablo del horóscopo y nunca nombré a mis hermanas. Que por ellas tengo horóscopo y algunas cosas que sé de las mujeres, además de Laura y Coti, que son más nuevas y más jóvenes que mis hermanas de 38 y 40.
Bajen el disco. Está bueno. Y buen fin de semana.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Llegué tarde a esto de los blogs y ahora dicen que el furor fue hace años. No importa. Busco, miro y llego acá. Este pibe escribe poemas. Son muy buenos. Yo no regalo flores ni escribo poemas. Una vez Violeta me dijo eso: "vos nunca un ramo de flores", la miré con cara de "no, claro" y me dijo "ni flores ni poemas". Escribo escenas, pero mejor que escribirlas las miro, por eso prefiero editar a escribir. Veo una sucesión de cosas y entiendo dónde cortar para que quede algo. Este pibe escribe poemas para una chica (y otras cosas, pero miren los últimos). Violeta se va a enamorar de un tipo así, que le escriba poemas o canciones, que la mire desde un escenario. Yo te miro desde atrás de una cámara. Si querés, te filmo.
Casi sin dormir. Si puede haber problemas suele haber problemas. No siempre. Casi. Recién leía el NO de la semana pasada. Un poco de retraso pero es que no actualizaron la web. Hay una nota a chicas de puan (Pola, la loca de mierda Malena Pichot y una más que hace un docu ficción en canal encuentro). Violeta es de Puan. Creo que no lo dije antes. No importa tampoco. Lo que pensaba leyendo esa nota es que nos dejaron de romper a los chicos de cine y ahora hacen lo mismo con las chicas de Puan. Caracterización y contra-caracterización al mismo tiempo. Porque cada una dice alejarse de los estereotipos pero la nota habla de "Las chicas de Puan". Así que… Lo mismo con el Bafici y los chicos de cine, el morral, el pelito, las películas. ¿Cuántos son iguales a otros? No sé.
Edité toda la noche y en un momento me falló una cosa así que tuve que empezar un proceso de varias horas otra vez. No estuvo mal. Fumé un poco, leí un poco. A una hora prudente (cerca de las doce) le mandé un mensaje a Mariana. Puse algo asi como “Pronto, Tarantino”. De loco que estaba. Como si me hubiera comido los avances de un canal de cable. Me di cuenta después de apretar enviar y quise repararlo: “El fin de semana, podría ser. Hablemos”. No respondió. Hasta ahora recién que puso que ya estaba durmiendo y que sí, que hablemos para el fin de semana. ¿Histeria o verdad? Nunca sabremos. Violeta envía crónicas de Berlín. Hay una cantidad de adjetivos que no se puede creer. Todo es “súper”, “increíble”, “la mejor”, “muy loco”. A mí me parece que estamos grandes para el mito del viaje que te abre o te cambia la cabeza. Ya lo dijo ella igual, que era un viaje para hacer de más chica, pero que había que recibirse primero, mudarse, no sé, todo un orden de cosas que dejó el viaje para este momento (y nuestra relación para quién sabe cuándo, supuestamente yo soy el culpable de que la relación ni ahora ni antes ni nunca, pero bueno). Parece que Berlín le escapa a la lógica y sí le abre la cabeza, la fascina y “es la única ciudad hasta ahora donde me quedaría a vivir, la gente es toda así como nosotros, esa sensación de que uno podría hablar con cualquiera, la mejor, la mejor onda en Berlín”. Me habla de bares y yo me la imagino bailando para sajones libidinosos, aunque no sé si sajón y libidinoso pueden ir juntos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Al final no vimos la película. Mariana se retrasó y la función siguiente era demasiado tarde. Cuando recibí el mensaje no sabía bien qué hacer. Tomar algo y ¿después? ¿Invitarla a cenar? Cenar es demasiado, dijo una vez una amiga. Esas son las cosas que me dan ganas de irme a mi casa. Teníamos cine, dice que llega tarde y ahora tengo que inventar otra cosa. Al final fuimos a un bar de Palermo (obvio) y tomamos unos tragos. No sé bien de qué hablamos pero hablamos. Quiero decir, no es importante, hablamos más por hablar que por lo que decíamos. Una cosa llevaba a la otra, su perro, su infancia, Rosario, mis vacaciones en Rosario una vez, mi infancia, mis viejos, el cine, el teatro, actuar en una cosa, en otra, dirigir actores, trabajar con directores. Tiene pelo corto, cuello largo, buena postura. Tenía una remera, un saquito, una flor en la cabeza. Una flor en la cabeza parece horrible pero le quedaba bien, bastante bien. En el bar había sillones. Nos sentamos ahí, tranquilos, hablamos un rato, chapamos, todo bien. Igual, ese momento medio raro… No sé, los pibes, que son de otro palo, piensan que soy medio maricón, pero toda la cosa de decir “¿vamos a casa?” me incomoda un poco. Igual lo dije, siempre lo digo, vinimos, cogimos y estuvo bien. Ayudó un poco el alcohol. Nos reímos bastante. Cuando terminamos, todo bien, pero ya me daba ganas de que se fuera. Eso es un cliché, pero es así. Terminás y querés que el otro, un extraño, se vaya, volver a esa cosa de uno mismo que uno mismo maneja. A mí me agarra esa cosa de que pienso que se va a quedar y quedar y quedar, y que voy a tener que echarla. Quizá porque Violeta hace un poco eso. No sé, no tan así. Pero un poco.

Hoy termino de editar el video para el concurso. Borroneé las caras de la gente, y armé como unos personajes basados en el vestuario. Gente de distintas fiestas compone un personaje. Tres novias son La Novia. Dos novios son El Novio. Y así. Entonces agarré las situaciones de descarte y construí una pequeña trama. Todo montaje. Las caras borroneadas son a propósito, y se entiende que es distinta gente y material en bruto. No le hice tratamiento a propósito. Es montaje. Una pelea y una reconciliación, está el tipo que manosea a la sobrina y con otros dos los mandé al baño, de donde salen en actitud sospechosa. Hay una abuela llorona, hay un hermano menor, de unos once, doce años, que ve cosas que no tendría que ver. No sé si me explico. Pero creo que quedó bastante bueno. Dura ocho minutos. Le puse banda sonora típica de fiestas. Y todo está armado así, en bloques de un minuto y medio o dos que son musicales. Desde el baile judío al carnaval carioca y fin de fiesta. Es más sobre la mirada que una trama con puntos de giro y todo eso. Dirían eso los profesores de guión. Están los gestos de los novios que nadie mira porque nadie quiere mirar. Las miradas hacia abajo. La mirada de duda hacia un amigo. Secretos. Besos que no tenían que ser dados. Tengo que renderear y armar todo para llevarlo mañana.

Mariana se fue a las seis de la mañana. No dormí nada. Dormimos un poco los dos, pero mal. Después dijo que se iba y asentí. Pedimos un taxi. No pudo evitar el típico gesto de “qué onda?”. Volví a decirle “hablamos”, como la otra vez, pero agregué “en estos días”. Hablamos en estos días, ella sonrió y dijo que nos quedaba pendiente Tarantino.

martes, 22 de septiembre de 2009

Ayer salí sólo para ir a entregar el dvd. Me sentía mejor pero no tenía por qué salir. Día de la primavera. La casa donde iba queda por el Parque Las Heras. Salí antes, fui caminando, escuchando música. Me quedó un poco de tiempo. Me iba a sentar en el parque a leer veinte minutos. Pero estaba lleno de gente. Obvio. No se me había ocurrido. Pibes y pibas en el pasto, chapaban, otros jugaban a la pelota. Los viejos estaban en los bancos. El parque estaba repleto. De pronto algo me llama la atención. Cuando alguien te mira fijo es casi seguro que te das cuenta, como si te llamaran (me acuerdo de esa publicidad de celulares, en el colectivo, un chico miraba a una chica y pensaba: mirame mirame mirame). Bueno, cuestión que percibo algo, miro a un costado y veo a Mariana venir a mí medio trotando, corriendo, agitada. “Te estaba gritando, pero no escuchabas”, me dijo cuando llegó. Señalé los auriculares y la saludé. Me preguntó cómo estaba de la angina. La verdad, muy simpática. Me sorprendió un poco porque yo tuve bastante mala onda con la flaca. Me volví a dar cuenta de que tenía linda sonrisa (me había olvidado, qué sé yo). Y me preguntó cómo estaba. Cosa obvia. Pero me preguntó, con un mínimo (un “ápice”, qué buena palabra “ápice”) de dedicación. Como si hubiera detenido el tiempo dos segundos para mirarme a los ojos y preguntarme ¿cómo estás? Fue tan así que un poco me descolocó y no supe qué decir. “Creo que bien”. Y sonrió otra vez. No dijo nada más. Fue un momento raro… No sé. Me dejó la pregunta picando. Y por dentro me dije que estoy para el orto. Cuando el tiempo se derritió y volvió a correr le pregunté por qué no nos veíamos pronto. Dijo que sí, y dijo “siempre te digo que sí pero te enfermás”. Tiene razón. Soy un boludo. Le pregunté con quién estaba. Con la gente del IUNA. El conservatorio queda ahí a pocas cuadras. Se habían juntado a ensayar y ahora estaban tomando unos mates en el parque. Le dije que nos veamos mañana mismo (o sea hoy). Dijo que sí. Y le dije que la invitaba al cine. ¿Tarantino? Tarantino, dijo. Le acabo de mandar un mensaje. Nos encontramos a las siete de la tarde en el Abasto.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Todo el fin de semana con angina. Después de la cena familiar, el viernes, unas birras con los chicos en el bar y volver a dormir. Sábado amanecí con anginas, no fui a jugar al fútbol y a la noche, la verdad, no quería salir. Llamó Lean, me dijo de la fiesta, de piba esta Mariana y otra vez, que estaba deprimido. Tengo anginas, qué sé yo. Me quedé mirando las peleas de UFC hasta que me dormí.
Pero hablé con Violeta. Estuve online todo el fin de semana y ella justo se conectó bastante. La saludé y empezamos a hablar de nuevo. Me pidió perdón por lo del otro día y dijo que en realidad es otra cosa, que me quiere tanto, que no puede dejar de pensar…Me quema. Cada vez que hablamos me quema. Creo que yo quería saber un poco en qué andaba. Tantear. Ya estaba en Praga, contenta. Me dijo que había querido comprarme regalos pero que no se animó. Ese tipo de afirmación me exaspera. Para qué lo dice. Me comprás o no me comprás pero no me decís que ibas a comprarme… No puedo evitar el sabor amargo al final de cada conversación o pensar que está re loca, que la quiero pero que no la aguanto.
El sábado a la tarde le mandé un mensaje a Mariana. Supongo que no me creyó. Que no la puedo llamar más, a menos que la llame hoy o mañana y haga una contraoferta. Pero qué sé yo, no tengo ganas. Ahora estoy editando y más tarde voy a entregar el dvd del bar mitzva.

viernes, 18 de septiembre de 2009

El pesimismo persiste pero derretido. Escándalo de Violeta y respuesta mía. Le digo que no sé qué quiere, que no la entiendo, que respete que si me dice todo eso yo no quiera hablar. La saludo con un Shana Tova y agrego que en estas fechas la extraño. Un pelotudo, pero es cierto. Hubiéramos ido hoy a lo de mis viejos y mañana a lo de los suyos, o al revés. Hubiéramos jugado con sobrinos. Nada muy particular o diferente. Las fiestas me aburren pero sin ella aburren más. Para hoy queda hablar de fútbol (y tenis, ahora hablamos de tenis) con mis primos y responder todo tipo de preguntas acerca de Violeta y mi presente y futuro emocional y profesional. Nota mental: dar cabida a los hombres (fútbol, tenis, ley de medios), evitar a las tías (Violeta, trabajo, “preguntas profundas”).

Ayer, por otro lado, y después de que Lean me amenazara de que si no lo hacía yo lo hacía él, le mandé un mensaje a Mariana. No le había escrito desde el domingo. Estuve toda la semana editando la fiesta y escribiendo cosas para el guión del corto que tengo que preparar para el concurso. Busqué imágenes de descarte, empecé a pensar algunas cosas, escribí.

Pero ayer vino Lean, jugamos unos partidos, fumamos y me preguntó. Le contesté, me puteó y me dijo que pensaba que estaba deprimido, que eso hablan con los pibes, que yo estoy deprimido. Me preguntó si la mina está buena. Está buena, le dije. Entonces. Entonces qué. Mandale un mensaje. Cogetela. Qué pesados. Los pibes, cuando se ponen así. Le mandé el mensaje igual. Fueron varios. El primero para entrar en contacto. Respondió rápido, “q sorpresa pensé que te habías olvidado de mi”. Está buena y es boluda, le dije a Lean cuando le leí el mensaje. Le mandé otro, bajo amenaza. Quedamos en vernos mañana. Es sábado. Medio cualquiera. Igual no es una cita, le dije que iba a una fiesta, que por qué no se suma.

En la bandeja de entrada, un mail de Violeta:

Shaná Tova. Yo también te extraño. Saludos a tu familia.

Me voy a bañar.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Otra vez Violeta que ahora se arrepiente y llora por mail. Que cómo no le respondí, que cómo no lo hablo. Soy culpable, desconsiderado. Les recuerdo: no respondí un mail en el que decía que no quería que hablemos más. Pongo responder. Escribo, borro, escribo. Guardo en borrador. Me voy a correr.
Vuelvo. En el contestador, un mensaje de la madre del chico de la última fiesta. Apura con la edición. Edito. No envío el mail.
Recorto partes de la fiesta: miradas fulminantes de los padres. El momento, qué horrible momento, cuando el pibe los llama a encender “esta, mi última vela”. Qué humillación. Los tres posan para la foto, la madre rompe en llanto. No lagrimea (lagrimear lagrimean todos). Ella explota. Llora. Abraza al hijo. El padre no sabe qué hacer. Mira a un costado, saluda a una mesa, quizá a alguien que se va. La madre se acerca al tipo, sigue llorando, le dice algo y él la abraza. Le da unas palmadas en la espalda. Él es un gordo desagradable. A ella se le notan los años. Que un hombre le diga a una mujer “bueno, bueno” con palmaditas en la espalda… así se trata a un perro, o a una mujer que no te gusta nada, o que dejó de gustarte, o que te arruinó la vida (ésta seguro que le arruinó la vida). Y pienso: cuántos años y cuántas cosas tienen que pasar para pasar de abrazar a tu mujer en la cama al final de un día difícil, a darle unas palmadas en la espalda cuando llora en el bar mitzva del hijo en común. Nico diría que soy un sensible. Son las cosas que endurecen, no que te hacen sensible. Estas fiestas endurecen. Son alta dosis de pesimismo.
Voy a borradores. Abro el mail a Violeta. Lo borro. Pesimismo punk.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Fue cualquiera. Nos encontramos en la puerta. Yo llegué un toque antes. La veo venir a la flaca con una amiga. Llegan. Me mira con una cara que no entiendo. Me la presenta. Ella es Sol, una amiga. Sol va al baño. Mariana me pide perdón, dice que Sol está muy triste, que pasó una mala noche, dice fiesta, madrugada, ex novio, otra mina. Que no daba dejarla sola. Que “todo bien, ¿no?”. Todo bien, todo bien. Vuelve la amiga del baño. Entramos. Cada uno paga su entrada. Si estábamos solos la invitaba, ahora no da. Esperamos que den sala. Mariana me pregunta qué hice ayer. La amiga mira recortes del diario, críticas de las obras que dan en el teatro, pegadas en la pared. Digo que salí con amigos, nada más. Entramos, vemos la obra, salimos. Esperamos un toque, saludo a Fede, nos vamos. La obra, bien. Ellas la analizan un poco, a mí no me interesa. Nos paramos en una esquina. Pregunta ¿qué hacemos? Yo no tengo ganas de nada, me fumaría un porro en casa, domingo a las nueve de la noche, qué más, qué mejor. Pero no da decir que me voy así que les pregunto si quieren venir a casa, que es cerca, que podemos fumar. Llegamos, fumamos, yo hablo más con la amiga que con Mariana. Es histérica. La amiga. Me tira onda me parece. Yo le sigo el juego, abrimos una birra. Mariana casi no habla y no la conozco pero me parece está de mal humor. Voy al baño, paso por la computadora, pongo música, y veo que Violeta está conectada. Me quedo mirando el nombre en la luz verde. Violeta. Yo estoy invisible. Me pongo disponible. Voy al baño. Vuelvo. No me habló. Vuelvo a ponerme invisible sin hablarle. Nico diría que soy un tarado, mirando el monitor y con dos minas en el living. Tiene razón. Vuelvo. Parece que ellas hablaron de algo, no sé. Sol dice que se va. Mariana no dice nada, pero me mira como si yo tuviera que decirle que se quede o que se vaya. No sé, flaca, no te conozco, estoy re loco, así que hacé lo que quieras. Quedate si querés, le digo. Me pregunta si quiere que le abra a la amiga. Le doy las llaves. Se van y yo vuelvo a la computadora. Cambio la música. Violeta sigue conectada. Antes de conectarme escucho la puerta. Vuelvo al living. Hablamos de todo lo que hay que hablar pero no de parejas del pasado. Más que nada de la infancia. Lugares, clubes, colegios, fiestas de colegios. Yo pienso que a las minas les encanta encontrar ese tipo de coincidencias como “fuimos a la misma fiesta en 1994”. Hacen toda una cosa de eso, como si la coincidencia quisiera decir algo, no sé. Lo peor es que remueven remueven hasta que algo encuentran. Buenos Aires, una época, clase media… no es tan grande. Igual no encuentra nada. Mariana vivió hasta los doce años en Rosario. No hay mucho que buscar. Pasa un rato y dice que se va. Perdón, no quiero hacer nada. Tendría que besarla, llevarla al cuarto. Pero no tengo ganas. Está todo bien, pero no tengo ganas. Se abriga. Salimos. Le pregunto en qué se va. La acompaño a la parada. El colectivo se ve venir a dos cuadras. Le agarro la cara y la beso. Responde, tiene buena boca. Nos besamos bien. Llega el colectivo. Digo hablamos. Una amiga me dijo que decir “hablamos” siempre suma y tranquiliza a las mujeres.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Fin de semana sin fiestas.
Vinieron Nico y Lean a la noche. Jugamos unos partidos, fumamos, pedimos mc donald´s y nos fuimos al bar. Tomamos. Me quedé un par de horas. Lo mismo de siempre. Unos tiros y tomar, reírnos de los mismos chistes de siempre. A la tarde ganamos en el fútbol.
Hoy salgo con esta piba, no sé qué onda. Creo que me da lo mismo. No sé después, si invitarla a tomar algo o no. Creo que me da fiaca. Escuchar cómo se presenta, me cuenta quién es, qué hizo y qué hace, que cortó con un novio hace equis cantidad de tiempo, que ya se repuso, que me pregunte por mi vida, contarle, inflarle un poco, que me pregunte por una novia, decirle que no pero que Violeta, o no decirle nada, negar todo, negar Violeta, separación reciente, viaje, decir que hace bastante solo y tranquilo, mi vida, decir la palabra ermitaño, que como bien me dijo una amiga una vez, seduce a las chicas por más que quieran lo opuesto, un tipo sociable y simpático, que lleve flores y converse sonriente con madre, hermanas y amigas. Fiaca de todo. De decir quién soy o de inventarlo. De escuchar quién es. Me aburre. Me aburro. Podría cancelar el encuentro, ir yo solo al teatro a ver a Fede y volverme temprano. Podría ver fútbol todo el día, pero me quedo sin fútbol de primera, el mejor antídoto para terminar el domingo, y no hay película con Violeta, como cuando ganaba la discusión o me pedía por favor, con ese gestito, que apague el fútbol temprano así veíamos una película en la cama. Así que mejor salir, cambiar la programación.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Encarar:
Voy a agarrar el material de descarte de las fiestas para hacer un corto. Hay un concurso que cierra en un mes. No da que siga filmando sociales. Da guita y ya lo tengo armado, funciona solo, pero no da, es un aburrimiento, es justo eso que no querés terminar haciendo cuando empezás la carrera. En un par de semanas arranca un rodaje con unos amigos. Ahí hago cámara y ayudé al director con el guión porque el pibe no sabe escribir bien. Quiere decir algo y no sabe cómo ponerlo, típico. Yo soy bastante bueno en eso. El director es un conocido de un amigo. Le copó lo que hicimos. Vino con todo medio confuso y ordenamos las ideas. Me dio la escaleta y lo escribí. Quedó bueno. Me tengo que contactar con una profesora de guión con la que me iba bien. Quizá me puede tirar algo.

Encarar:
Respondió Mariana. Domingo, al teatro.

Encarar:
Me voy a jugar al fútbol. A la noche, milonga.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Me levanto. Me baño. Abro el mail. Escribió Violeta:

Hola Juli, ¿cómo estás? Yo bien.

Che, estuve pensando… yo creo que va a ser mejor que dejemos de hablar por un tiempo o hasta que vuelva… no sé, me parece que no nos hace bien, que hace todo muy incierto, que es cualquiera, nosotros cortamos y nos seguimos hablando así… ¿no? Nos va a hacer mal, tenemos que despegarnos.

Te mando un beso, te quiero,

Vio

Bueno. La flaca se coge un tipo o le pasa que está fenómeno y dice de dejarnos de hablar. La verdad, mejor. Basta con esto. Game over. Violeta y la concha de tu hermana.
No respondo. Agarro el papel mojado que ahora se secó con la dirección de Mariana, la hermana de la novia donde llevé el dvd el otro día. Le mando un mail. El domingo tengo que ir al teatro a ver a un amigo. Le digo que se sume si quiere, que yo voy a ir.
Me voy a correr. Después vuelvo y a editar. Me llegó una convocatoria a un concurso. Creo que voy a armar algo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Bajé el disco de Cerati. Está bueno pero parece más un disco de Horvilleur que de Cerati. De fútbol no voy a hablar. No hay nada nuevo para decir. Lo puso a Palermo, pero no alcanzó. No voy a hablar.
Hablé con Violeta. Que no se conectó porque conoció a una pareja con la que estuvo paseando por toda Florencia en dos días y no tuvo tiempo. Ahora se iba a Viena. Su tonito excitado me rompe las bolas. “No sabés lo que vi…!!!”, o cuando estaba en Roma y decía “El vaticano es increíble, no se puede creer la cantidad de gente”, “Este viaje es lo más!”. No sé, no dice nada en especial, pero creo que no me interesa. Vi videos del vaticano en you tube. Me pareció un hormiguero.
Mi ex, Lucía, cuando viajó a Nueva York, en el 2005 creo, me llamaba desde un lugar donde había una cámara en vivo. La ciudad está llena de cámaras que podés ver por internet. Era todo más precario, la conexión una mierda, pero me llamaba por teléfono y yo ponía el sitio para verla.
Lavé la ropa y cuando la colgué me di cuenta de que no había vacíado el bolsillo del jean. Veintidós pesos mojados y un papel con una dirección borroneada. Era el mail de esta piba, la actriz del otro día, la del dvd.
Ahora me puse a editar la fiesta del domingo. Un bar mitzva. Pobre pibe el de la fiesta. Los viejos están separados y se peleaban todo el tiempo. Querían disimular pero ni podían. En todas las tomas juntos ves a la mina tratando de correr al tipo de al lado del nene. Cuando el pibe bailó el vals con la pareja actual del tipo la madre se quería morir. Tenía los ojos rojos del odio. Ya estuve pensando en dividirme con Juan, el otro cámara, para que uno filme lo que hay que filmar y el otro filme la película de cada fiesta, la trama que está ahí pero nadie quiere ver en el dvd final. Habría que tener un cámara más. Sería un golazo. Tipo “La celebración”.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Le conté a Nico de este blog. Piensa que es cualquiera. Igual todavía no lo leyó. Hoy nos juntamos a ver el partido en lo de mis viejos. Están de viaje. Vienen las novias de los pibes también. Voy a tantear si estas diferencias son entre hombres y mujeres. Sobre el blog digo. Pienso que sí.Ayer me pasé. Dormí con la computadora al lado, en la mesa de luz. Por si Violeta se conectaba. Al pedo. Soy un boludo. Si Nico lee esto me voy a comer el gaste de mi vida. Siempre dice que parezco Ben Stiller. No importa. Nico: te estoy mirando.
Ayer no hice nada. Hoy me levanté y fui al parque centenario a correr. Caminar, trotar, eso. Bastante bien. Fui caminando, di dos vueltas y volví.
Ni noticias de Violeta desde el lunes. Me infló el bocho y después nada. Una mierda. Lean dice que la bloquee. Nico… Nico: te estoy mirando. Le mandé un mail. A Violeta. Cada vez que le escribo pienso que al pedo. No le pongo nada en especial pero en vez de hacerle pensar, hacerle saber, que puedo sin ella, le escribo. Un boludo. Tengo que estar con otra mina.

martes, 8 de septiembre de 2009

Al final entregué el dvd hoy porque ayer la hermana de la novia no estaba. Los novios están de luna de miel, pero la madre de la novia estaba desesperada, como siempre. Arreglé con la hermana. Fui hoy. Me dijo que había llegado temprano. Quería justificar que estaba como en pijama o jogging me parece. Me ofreció tomar algo. Dije que no. Insistió. Dije que no. Volvió a insistir. Acepté. Se fue y apareció con el pelo un poco más arreglado. Estaba bien. Me sirvió un café. Preguntó si hacía mucho que filmaba fiestas y le dije que sí. Le dije que estaba un poco aburrido también. Contó que estudiaba teatro. Quería actuar en algún corto. Me dio su mail para que le avise si sabía de algo. Se llama Mariana. No le pedí el teléfono. Me despidió y pensé que tenía linda sonrisa, dulce. Me fui pensando en su papá bailando con su prima, tocándole el culo. Sigo escuchando Nevermind, pero ya tengo que cambiar. Llegué a casa, Violeta no escribió. Busqué la imagen del viejo y la pendeja.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Acabo de chatear con Violeta. Ayer no estuve. Tenía la fiesta esa todo el día. Violeta me preguntó si había visto su mail, por qué no le respondí, qué hice, por qué no estaba conectado. Le conté. Me dijo que me había extrañado, que el domingo se había deprimido un poco. Que Roma era muy linda y romántica. Esas fueron sus palabras. Le dije que yo también la extrañaba. Escribí y borré varias veces pero al final se lo dije. Ella dice que a veces no sabe por qué nos separamos y que otras veces es muy claro. Me pregunta todo el tiempo qué pienso y qué siento. Yo no sé. Mañana se va a Florencia.
Tanteó cómo me había ido el viernes. Le dije que la pasé bien. Ayer después del partido de la selección fuimos a tomar algo pero yo me volví temprano. El domingo temprano edité, terminé el dvd para entregar hoy. En la fiesta lo bueno fue la comida. Mi vieja me llamó tres veces porque eran conocidos de ella. Quería saber de la fiesta, y si me estaban tratando bien. Nadie trata de ninguna manera en especial al cámara.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Ayer terminé liquidado. Hace mucho que no vomitaba. Llegué a casa a las seis y algo, Violeta no había escrito, me fui a acostar y me levanté. Me daba vuelta todo. Una piba me miró toda la noche y se acercó. Lean me había dicho que esa piba le había preguntado por mí y que ahora Jesi le había dicho que corté con Violeta. El teléfono roto me torra muchísimo. Yo me quedé en la barra. En un momento la piba se acercó y me empezó a hablar. Insufrible. ¿Vos sos Julián, no?, me dijo y yo ya quería matarla y matarme. Si sabés quién soy por qué no empezás por otro lado. Le dije que sí. Me preguntó si seguía filmando y le dije que sí. Ella dijo que estaba terminando psicología. Quiso que le convide de mi trago. Se lo di y dije que podía quedárselo. Se fue. Supongo que Lean no me lleva más a ningún lado. Igual la mina se alejó a bailar mirándome. Me la tendría que haber cogido pero soy un boludo. Llegué, vomité, me bañé y me fui a dormir. Me levanté a las tres. A las cinco teníamos fútbol. Perdimos.
No edité nada, me tengo que poner ahora. No tengo mucho tiempo. Nos juntamos en lo de Nico a ver el partido. No sé si escribirle a Violeta. Igual no tengo mucho que decirle. Le voy a preguntar cómo está, qué está haciendo. Le voy a decir que estoy bien.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Me quedé dormido. Apagué el despertador y seguí. Me levanté a las doce. Violeta me escribió. El mail era de las once y pico. Por poco no la agarré conectada. Decía que había llegado bien, que ya estaba en la casa de su amiga.
Me bañé, me hice un café y me puse a editar. El lunes tengo que entregar el dvd del casamiento del sábado pasado pero el domingo tengo que filmar otra fiesta al mediodía. Edité un par de horas. El padre de la novia, de unos cincuenta años, bailaba con su sobrina de más o menos veinticinco, de una manera muy libidinosa. Ella está buena. Le clavaba los ojos y le sonreía. Él la agarró y le tocó un poco el culo. Ella le levantó la mano. Le dijo algo al oído. Corté esa parte y la guardé en la carpeta donde guardo todas las partes prohibidas, íntimas o hot de las fiestas. Algún día voy a hacer algo con eso. Son escenas tipo Los secretos de Harry, cuando en la reunión de parejas de amigos unos se ponen a chapar en la cocina. Todas las fiestas tienen algo así.
Después vino Lean. Fumamos y jugamos unos partidos. Le gané tres de cuatro. Se fue, pero me convenció de dos cosas: de ir hoy al cumpleaños de Jesi (dice que las amigas están buenas, pero me torra) y de ir mañana a jugar al fútbol.
Violeta acaba de conectarse. Hablamos un poco, dijo que estaba apurada. La amiga la estaba esperando. Allá son las once. Se debe ir a una fiesta o algo, pero no me dijo. Me preguntó qué hacía yo y le dije que iba al cumpleaños de la novia de Lean. Seguro le molestó. Jesi le cae mal. Me dijo que la pase bien y que se tenía que ir. Le pregunté cómo estaba. Dijo que bien.
Una mierda. Me voy a bañar y después edito un rato más.
Hoy se fue Violeta. Nos levantamos juntos. Me entré a bañar y a los dos minutos entró ella al baño, histérica, que había llegado la madre, que estaba entrando. La madre siempre tiene eso de tocar el timbre de calle y entrar, sin preguntar ni nada. Cerré la ducha y me vestí. Igual me la crucé, era inevitable, ya estaba adentro. Me preguntó si quería ir a Ezeiza con ellas. Le dije que tenía que trabajar.
Violeta me acompañó a la puerta. Lo de la madre sirvió para despedirnos rápido, sin tanta ceremonia. Por suerte no lloró. Nos dimos un beso, le dije cuidate y me vine a casa en el 92 escuchando Nevermind. Lo estoy escuchando hace días. Siempre hago lo mismo. Gasto los discos aunque sean viejos.
Tenía que editar el casamiento del sábado, pero estuve toda la mañana lavando los platos y esas cosas, limpiando un poco. Abrí el google earth y marqué Roma. De Roma volé a Buenos Aires y de Buenos Aires a Roma. Quise calcular la distancia pero no pude, no sé si el programa no lo hace o yo no sé cómo usarlo. No hice mucho más. Miré unos videos en youtube. Videos turísticos berretas y videos de viajes familiares. La Fontana de Trevi, el Coliseo.
Ya van a ser las dos de la mañana. Violeta debe estar llegando. Mañana trato de encarar.