martes, 13 de octubre de 2009

Buenas noticias. Uno de los formatos gustó. Ahora tengo que seguir. Hacer nueve de esos. Todo sobre el bicentenario. Hoy tuve una reunión, hablamos de guita, estuvo bien. Siempre digo una cifra con un tono que tiene algo de culpa, que habilita al otro a preguntarme si puede ser por un poco menos y que me obliga a mí a aceptar que sea por un poco menos. Ni siquiera es que por saber eso yo propongo un precio más alto. Porque total ya sé que me lo bajan más o menos doscientos o trescientos pesos. Pienso cuánto vale para mí, me la creo, y cuando lo tengo que decir en una reunión ya parece que no me la creo tanto. Un boludo. Esto era mucho peor hace algunos años. Para trabajos de edición ya no tengo ese problema. Tengo mucho más claro cuánto cobrar la hora o el tipo de trabajo. Acá decir cuánto valen mis guiones es darle una importancia que no sé si tiene. O sea. Sí sé que la tiene. Pero es más complicado pedir un honorario, más complicado que para montaje. Todo esto para decir que esta vez fue diferente. Yo dije algo y me dijeron ok. Entonces más que culpa me sentí un boludo, pensé si pedí poco, tan poco que me dijeron ok de una. O es que ellos tienen esa guita de presupuesto. O sea. Lo que pedí me parece que está bien. Para mí está bien. No es de más tampoco, pero está bien. Ellos dijeron ok. Automáticamente me puse a pensar si no era poco. Pero ya estaba. No había retruco. Yo no tenía el retruco.
Creo que si esto va bien de a poco voy a poder dejar de hacer fiestas. Hace tiempo quiero dejar de hacer fiestas. Filmar sociales es de pendejo. Para mí tiene su onda pero por todo eso que me gusta mirar. O sea. Sé que algo de eso, como ya puse en el corto aquel, voy a poner en otros lados. Las fiestas tienen tramas buenísimas. Tienen secretos. La gente es lo peor. O está loca. Pasa de todo. Se ven maldades, mentiras. Y todo lo que pasa es en imágenes. La gente no habla. No dice nada en una fiesta. Incluso es al revés. Simulan. Estar muy bien, llevarse bien, haber soñado con el momento, o estar contentos por la amiga-el amigo que se casa, pero abajo de eso hay celos, rivalidades, competencias, resentimientos. Esa tensión es buenísima. La gente toma mucha merca en las fiestas. Pero como a escondidas. Hay algo de sostener. Haber descubierto eso es lo mejor de los seis años que llevo filmando sociales. Los eventos son peores, más aburridos, más impersonales. Eventos laborales, o conferencias. Eso es la muerte. No lo hago más. No hay buena comida que compense dejar la cámara fija mientras un tipo habla de algo que o no me interesa o no entiendo de qué va.
Qué bueno, loco. Estoy contento. Están pasando cosas. Hasta le dije que no a Violeta que llamó para vernos con la excusa de buscar unas cosas. Le dije que estaba a mil, que prefería la semana que viene, si era urgente. Y me dijo que no. Porque no. Porque era una excusa, obvio. Si era urgente se las iba a mandar en un taxi. Iba a salir perdiendo. Ella. Violeta. Así que dijo que no era urgente y yo dije que no a vernos. Groso. Sí donde sí y no donde no. Groso. Y encima aceptaron todo lo que pedí de guita. Será poco o no, pero es lo que pedí y aceptaron de una. El martes 13 resultó un buen día.

1 comentario:

Julia dijo...

El 13 es un buen número, según el calendario maya.